ALUMNO: Podría hablar, porque no sé si sería cierto, pero aparentemente el gobierno de Fidel había prohibido Paradiso en Cuba. ¿A qué se debió esto y por qué?
JULIO CORTÁZAR: Muy buenas preguntas..., muy buenas preguntas provocativas. Vamos a ponernos de acuerdo sobre eso que usted llama “el gobierno de Fidel” porque los gobiernos —el de Fidel o el de cualquiera— se componen de todo un equipo formado por mucha gente, de los cuales hay los que tienen lucidez y ven claramente el camino y luego están los burócratas, los sectarios y evidentemente los tontos que abundan en todo gobierno de este mundo. Cuando Paradiso fue publicado en Cuba por la Sociedad de Escritores de Cuba, algún funcionario (nunca se ha sabido quién fue y si todavía está vivo tendrá especial interés en que no se sepa porque debe estar muerto de vergüenza) lo acusó de libro pornográfico. Eso coincidía con una situación que duró varios años en Cuba y en que hubo una enorme intolerancia y un gran sectarismo en materia sexual, una situación muy penosa que dejó muchas huellas. Hubo entonces una enorme persecución contra los homosexuales en Cuba que consistió en muchos casos en creer que el trabajo, multiplicar sus tareas, los iba a curar de lo que esos señores llamaban “una enfermedad”. (Como ustedes saben muy bien éste es un problema que no se puede discutir así, yo estoy simplemente dando las líneas generales de la cosa.) En ese momento apareció Paradiso y el funcionario en cuestión dijo que era un libro inmoral, pornográfico, mucha gente se asustó, inclusive los libreros, y empezaron a retirarlo de la circulación. Lezama nunca dijo una palabra, se quedó tranquilamente en su casa, nunca dijo nada sobre eso. Entonces —por eso mi referencia al gobierno de Fidel— pasó esto que sé directamente y de primera mano: Una noche Fidel Castro fue a la universidad a hablar con los estudiantes; de vez en cuando hace una visita por sorpresa, llega a las escalinatas de la universidad, los estudiantes lo rodean durante una o dos horas, discuten muy violentamente entre ellos, exponen sus problemas y él escucha y contesta. Esa noche, en plena conversación un estudiante le dijo: “Oye, Fidel, y por qué es que no podemos comprar Paradiso? Nos han dicho que lo han suspendido de las librerías y no lo podemos comprar”. La respuesta de Fidel fue ésta, me hago responsable de esa respuesta porque sé que fue así. Fidel dijo esto que me parece muy lindo: “Chico, mira, este libro realmente yo no entiendo gran cosa de lo que hay ahí adentro pero estoy seguro de que contrarrevolucionario no tiene nada, de manera que no veo por qué no lo van a vender”. Y los que estaban con él escuchaban muy bien y al otro día el libro volvió a salir.
JULIO CORTÁZAR, Clases de literatura, Berkeley, 1980, Alfaguara, Madrid, 2014, págs. 203 y 208.