El miedo de Clarice Lispector al "ciempiés" de las entrevistas


De hecho, a lo largo de su vida, Clarice concedió pocas entrevistas y, en muchas, declaró abiertamente su incomodidad en ellas: «Cuando empiezan a hacerme muchas preguntas complicadas, me siento como el ciempiés al que un día preguntaron cómo no se confundía al andar con cien pies. Él quiso demostrar su técnica y acabó olvidando lo que sabía. A mí también me da miedo eso», justificó al periodista del Jornal do Brasil, en unas declaraciones concedidas en enero de 1971.

El periodista y escritor José Castello contó también las dificultades para extraerle a Clarice una entrevista en su ensayo El inventario de las sombras, de 1999: «Saco de la cartera una pequeña grabadora, y, distraídamente, la coloco sobre la mesa del centro. En cuanto ve la grabadora, Clarice empieza a gritar. (…) “¡Aparta esto de aquí!”, dice ella finalmente, “¡No quiero esto aquí!”». Castello relata que Clarice llega incluso a encerrar la grabadora en un armario con la promesa de devolvérsela después de la entrevista y, sólo entonces, se muestra dispuesta a conversar: «“¿Por qué escribes?”, pregunto, en uno de mis peores momentos. Clarice frunce el ceño con desagrado. (…) “Voy a responderte con otra pregunta: ¿Por qué bebes agua?”».


CLARICE LISPECTOR, fragmento de la introducción a la entrevista que concedió en 1976 al Museu da Imagem e do Som de Río de Janeiro, recogido en Donde se enseñará a ser feliz y otros escritos, Siruela, Madrid, 2009,  traducción de Elena Losada.