Las drogas, fármacos y alcoholes que tomaba Sartre para escribir veinte folios al día


Repasemos el menú que se imponía para un solo día de veinticuatro horas: dos paquetes de cigarrillos y numerosas pipas de tabaco negro, más de un litro de alcohol -vino, cerveza, aguardiente, whisky, etc.- doscientos miligramos de anfetaminas, quince gramos de aspirina, varios gramos de barbitúricos, sin contar los cafés, tés y todas las grasas de su alimentación cotidiana. Dosis de gigante, pues, para un ser coriáceo, duro y resistente al dolor. Un hombre hiperlúcido, que sin embargo se hundía a veces en extrañas crisis de ausencia, pero recuperando el dominio de sí mismo con prontitud, vitalidad y orgullo.

"Fíjese que la confianza en el corydrane -contestará al Castor en 1974- era un poco la persecución de lo imaginario; el estado en que estaba después de tomar diez pastillas de corydrane por la mañana, mientras trabajaba, era el de abandono completo de mi cuerpo".


ANNIE COHEN-SOLAL, Sartre 1905-1980, Edhasa, Barcelona, 2005, traducción de Agustín López Tobajas y Christine Monot, pág. 486.