Marzo [1950]. Estela quería que Borges se acostara con ella. Una tarde, en la calle, se lo dijo brutalmente: “Nuestras relaciones no pueden seguir así. O nos acostamos o no vuelvo a verte”. Borges se mostró muy emocionado, exclamó: “Cómo, ¿entonces no me tenés asco?” y le pidió permiso para abrazarla. Llamó a un taxi. Ordenó al chofer: “A Constitución” y agregó, para Estela: “Vamos a comer a Constitución. We must celebrate”.
Borges estaba muy enamorado de Silvina Bullrich. Un día, ésta le preguntó: “¿Qué hiciste anoche, cuando volviste del Tigre?”. Borges: “Fui caminando a casa, pero pasé frente a la tuya; tenía que pasar frente a tu casa esa noche”. Silvina le preguntó a qué hora había pasado. Borges: “A las doce”. Silvina: “A esa hora yo estaba en mi cuarto, en mi cama, con un amante”.
ADOLFO BIOY CASARES, Borges, Destino, Barcelona, 2006, pág. 49.