El mismo año de la expulsión de Dalí, una Unión de Escritores y Artistas Revolucionarios, dirigida por los comunistas, organiza un Congreso de escritores para la defensa de la cultura. En ese momento Pierre Laval, líder político francés de derecha, procura entendimientos con la Unión Soviética para la defensa de la paz. Los surrealistas no veían con buenos ojos esta manera de defender la paz, y de hecho se los excluye del congreso. A último momento, a instancias de René Crevel, se le permite participar a uno de ellos. Será Paul Éluard, que lee un comunicado escrito por Breton. En esos días, un escritor soviético participante del congreso —Ilya Ehrenburg— había hecho algunas expresiones despectivas sobre los surrealistas. Había dicho que leían mucho a Hegel y Marx, pero se negaban a trabajar, y se ocupaban mucho de la pederastia y los sueños. A consecuencia de estas expresiones, Breton, al encontrarlo en la calle, lo abofeteó.
ALFREDO B. TZVEIBEL, Breton y Dalí: una relación difícil, incluido en Tensiones filosóficas, edición de Tomás Abraham, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2011