Dickens era capaz de concentrarse en la escritura mientras atendía a las visitas


Una tarde en Doughty Street, la señora Dickens, mi esposa y yo nos encontrábamos hablando de lo divino y lo humano cerca del calor del fuego, cuando de repente apareció Charles Dickens. “¡Oh, estás aquí!” exclamó. "Genial, ahora mismo vuelvo con mi trabajo". Poco después reapareció con el manuscrito de Oliver Twist; luego, sin dejar de hablar, se sentó a una mesa, nos rogó que continuáramos la conversación y se puso a escribir muy rápidamente. De vez en cuando también intervenía en nuestras bromas, pero sin parar de mover el bolígrafo. Hablaba con nosotros y volvía enseguida a sus papeles, apretando la lengua entre los labios y con las cejas temblorosas, atrapadas en medio de los personajes que describía..." 


HENRY BURNETT (cuñado de Dickens), recogido por London Authorial (AQUÍ)