GILBERT CRUZ: Así que, al principio de tu carrera, fuiste periodista. Trabajaste para la revista Paula, entre otros medios. Y se dice que conociste a uno de los escritores chilenos más famosos de todos los tiempos, el gran poeta chileno Pablo Neruda.
ISABEL ALLENDE: Y me dijo: «Isabel, quizás esto no sea para ti». Vivía en la playa de Isla Negra. Estaba enfermo y ya había ganado el Premio Nobel. Me invitó a su casa y pensé que quería que lo entrevistara. Todos en la revista estaban muy celosos porque me había elegido. Era invierno y conduje bajo la lluvia hasta allí. Me recibió muy amablemente. Me ofreció un almuerzo, una botella de vino blanco. Me mostró sus colecciones —sus colecciones ahora se consideran arte; antes eran basura— y le dije: «Bueno, Don Pablo, necesito hacer la entrevista, porque pronto oscurecerá y tengo que volver». «¿Qué entrevista?», dijo. «Bueno, vine a entrevistarte». —Ay, no, querida, jamás me entrevistarías. Eres la peor periodista de este país. Siempre te metes en el lío. Mientes sin parar. Y estoy seguro de que si no tienes una historia, te la inventas. ¿Por qué no te dedicas a la literatura, donde todos estos defectos son virtudes? —Debería haber prestado atención, pero no lo hice hasta muchos años después.
GILBERT CRUZ: Retrocedamos un poco. Estás en casa de este genio literario y te dice algo que a la mayoría le destrozaría.
ISABEL ALLENDE: ¡A mí también me destrozó, claro! Pero lo dijo con mucha amabilidad.
GILBERT CRUZ: No lo escuchaste en ese momento.
ISABEL ALLENDE: No, no lo hice, y dos meses después tuvimos el golpe militar. Así que olvídate de planes para el futuro. Todo quedó trastocado para siempre. Y fue una de esas encrucijadas en las que tienes que tomar un nuevo rumbo, completamente inesperado e inesperado. Y mi carrera como periodista terminó ahí.
ISABEL ALLENDE: Isabel Allende entiende cómo el miedo cambia a una sociedad, entrevista de Gilbert Cruz, The New York Times, 26 de abril de 2025, traducción de Google Translate + Mary Crónica, toda la entrevista AQUÍ